viernes, 19 de agosto de 2016

La iglesia durante la edad media
Trabajo de sociales
Profesor Juan David
Área social
La Edad Media es una de las etapas más fascinantes de la historia. Un período que se caracteriza fuertemente por la existencia del Sistema Feudal o Feudalismo. Un mundo de nobles, campesinos, tributos, vasallos, feudos, y monarquías debilitadas. Pero más allá de esto, el mundo medieval estuvo dominado por la Iglesia católica o cristiana. Por eso es esencial que para entender el desarrollo de la edad media, investiguemos  en profundidad la importancia que tuvo Iglesia Medieval.
·         De hecho podemos decir que la iglesia católica tuvo influencia en todos los órdenes de la vida de la edad medieval, y ningún sector de la sociedad se mantuvo ajeno a dichas influencias.
Diversas circunstancias explican esta extraordinaria influencia eclesiástica durante esta etapa de la historia europea y las profundas huellas culturales y religiosas que dejaron en Europa y el mundo occidental.
Fue la época de mayor esplendor de la Iglesia y en concreto de la Iglesia Católica, ya que esta tenía mucha influencia sobre la sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana.
De hecho es un periodo de la historia en el que en reinados y territorios europeos nació un nuevo concepto de unión: la cristiandad.
La cristiandad vivió una etapa de gran influencia aunque vio profundamente afectada cuando el año 1054, los obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el llamado cisma de Oriente. Desde entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos: Oriente optó por la Iglesia griega ortodoxa, mientras que Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica romana como se conoce todavía.
 LA IMPORTANCIA DE LA IGLESIA EN LA SOCIEDAD MEDIEVAL
En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas de toda la gente.
En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo. Fue la única institución que logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.
La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos estaban muy influenciadas por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana. Como consecuencia de esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas religiosas.
La Iglesia era al mismo tiempo el centro de la vida intelectual. Desde este rol preeminente, posibilitó el afianzamiento de una particular interpretación del mundo, diseñado y ordenado según los designios Dios.
Se cristalizó así una mentalidad medieval basada en preceptos religiosos que perduró durante siglos.
ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA DURANTE LA EDAD MEDIA
Ya hemos dicho como la Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. El principal motivo lo encontramos en su riqueza, y como no, en una clara organización así como en la importancia cultural, y en la influencia sobre la vida social. La iglesia se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.
El clero secular
El clero secular eran aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y los párrocos.
Los párrocos eran los que estaban al mando y regulaban pequeños distritos llamados parroquias. Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.
El clero regular
A partir del siglo VI se organiza en Occidente el clero regular. Sus miembros son aquellos que optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por un abad. Seguían, además unas reglas específicas. Su regla se basaba en el lema ora et labora, es decir, reza y trabaja.
En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nuria, quien fundó la orden benedictina, la cuál obligó a sus miembros a cumplir votos de obediencia, castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado.
La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa ya que fue una época profundamente religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana.
Más allá de las fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de unión: la cristiandad.
A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año 1054, los obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el llamado cisma de Oriente.
Desde entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos: Oriente optó por la Iglesia griega ortodoxa, mientras que Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica romana.
En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas de toda la gente.
Además, muchos miembros de la nobleza llegaron a ser obispos. Ellos recibían su diócesis como concesiones de los reyes o de otros nobles y al igual que cualquier otro señor feudal, disponían de feudos y de numerosos vasallos. Como consecuencia de esto, la Iglesia se secularizó y sus costumbres se relajaron.
Cristiandad e Iglesia


Hace unos mil años casi toda Europa Occidental empezó a llamarse la cristiandad, porque todos sus reinos acataban la autoridad del Papa y todos sus habitantes profesaban el cristianismo. Todos los territorios cristianos se consideraban un único imperio y sus figuras más importantes eran el Papa y el emperador. La Iglesia era entonces muy poderosa; los obispos y los abades poseían grandes extensiones de tierra; los clérigos, que eran casi las únicas personas cultas, se encargaban de educar a los jóvenes, socorrían a los pobres y era los principales consejeros de los reyes.
Los otros credos
A pesar de que en el siglo XI Europa Occidental era en su mayoría cristiana, existía una minoría que lo no era: judíos y musulmanes.
Los judíos vivían dispersos en muchas ciudades europeas dedicados, sobre todo, al comercio. Este grupo religioso no era muy querido. Los cristianos lo toleraban aunque, en muchas ocasiones, los persiguieron por sus ideas.
Desde el siglo VIII, los musulmanes ocupaban casi toda España. Allí formaban un grupo muy poderoso cuya capital se hallaba en la ciudad de Córdoba.
La organización de la Iglesia en la Edad Media
La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su clara organización y a su importancia cultural, que se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.
El clero secular
Con el nombre de clero secular se designaban a aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y los párrocos.
Los párrocos se hallaban al mando de pequeños distritos llamados parroquias. Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.
El clero regular
A partir del siglo VI se organizó en Occidente el clero regular. A diferencia del clero secular, sus miembros optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por un abad. Seguían, además unas reglas específicas.
En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden benedictina. Su regla se basaba en el lema ora et labora, es decir, reza y trabaja. Al mismo tiempo, la orden benedictina obligó a sus miembros a cumplir votos de obediencia, castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado.
San Benito de Nursia
Los problemas del Clero
En los inicios de la Edad Media, el clero era elegido por la comunidad religiosa. A partir del siglo X, en cambio, los monarcas decidieron reservarse ese derecho llamado investidura.
De esta forma el clero, privado de toda independencia, se hallaba sometido a los príncipes y a los señores, y a su elección podía recaer en personajes que carecían de toda riqueza espiritual.
Esto provocó el relajamiento de las costumbres y los dos principales vicios de la época: la simonía, que consistía en la compra de los cargos eclesiásticos por medio de la influencia o del dinero, y el Nicola ismo, es decir, el rechazo al celibato religioso, transgrediendo la pureza de las costumbres eclesiásticas.
A pesar de esta corrupción, el clero procuró humanizar las rudas costumbres de la época y evitar las constantes guerras.
Por el llamado derecho de asilo, prohibía realizar cualquier acto violento contra el que se encontraba dentro de una iglesia o convento. Mediante la paz de Dios, prohibía a los señores feudales atacar en las batallas a los que no combatían. Por último, la tregua de Dios consistía en la prohibición de combatir de viernes a domingo y en el transcurso de las festividades religiosas, bajo pena de excomunión.
Problemas benedictinos
La regla benedictina, trasplantada del monasterio de Monte Casino, en Italia, a otros países, demostró tener algunos puntos débiles. Puesto que cada monasterio era autónomo, cada uno de ellos se desenvolvía en una gran aislamiento. Además, uno de los requisitos de la regla era la obligación de cada monje de permanecer toda su vida e un monasterio en que había ingresado. Esta norma produjo una falta de contacto entre los monasterios y motivó que los monjes fueran fácilmente influenciados por personas que se aprovechaban de su falta de información. Según la regla, los monjes elegían a su abad sin que el obispo pudiera entrometerse en estas elecciones. Sin embargo, esta norma fue desobedecida: no solo los obispos se entrometían en las elecciones, sino también los laicos, que ofrecían dinero a cambio de que los monjes eligiesen a su candidato preferido. De esta manera, la orden benedictina se corrompió.
Centros Culturales
La vida en los monasterios estaba perfectamente regulada: se rezaba y se trabajaba. Sin embargo, no todos los monjes se dedicaban a la misma labor. Unos trabajaban en los huertos, otros se dedicaban al trabajo artesanal, y había algunos que se dedicaban a una empresa eminentemente cultural: copiaban, decoraban y encuadernaban los manuscritos que contenían las grandes obras del saber clásico. Estos manuscritos o códices, escritos con plumas de oca, se adornaban con miniaturas policromadas (flores, paisajes y personajes) y eran celosamente guardados en las bibliotecas de los monasterios. En los monasterios también funcionaban las únicas escuelas de la época. En ellas los futuros monjes y muchos laicos, estudiaban las primeras letras.
Monje copista
La renovación Eclesiástica
En el siglo XI, el clero regular reaccionó en contra de la relajación de las costumbres de la Iglesia y del poder de los laicos sobre ella. El movimiento monacal fue reformado por dos conventos benedictinos.
Cluny, el espíritu de reforma
La primera reforma partió de la abadía de Cluny, fundada el año 910. Los monjes de Cluny optaron por la protección exclusiva del Papa (y no la del obispo o la del señor feudal) y reforzaron la autoridad del abad.
Bajo estas reformas nació la orden cluniacense, que se extendió con rapidez en Europa. En su momento de máxima popularidad, a comienzos del siglo XII, poseía cerca de 1500 monasterios, todos ellos bajo la autoridad del abad de Cluny.
La orden cluniacense
La orden cluniacense fue esencialmente una orden aristocrática, pues la mayoría de sus monjes eran miembros de la nobleza. Quizás por ello, el trabajo manual ya no se consideró una ocupación adecuada y fue sustituido por una elaborada liturgia, que ocupaba la mayor parte del tiempo de los monjes. La organización de Cluny se basó en la idea feudal de jerarquía: de la misma manera que en la sociedad feudal había un rey en la cima, con condes, duques, caballeros y el resto en una escala de mayor a menor importancia, el abad de Cluny fue la cabeza de toda una jerarquía de miembros subordinados. Todos los monasterios cluniacenses estaban bajo su autoridad.
Cateaos, el retorno a la simplicidad
Sin embargo, a mediados del siglo XII, los cluniacenses se alejaron del ideal de vida benedictino enriqueciéndose en extremo. Esto dio origen a una segunda reforma que partió del monasterio de Cateaos, también en Francia; su promotor fue San Bernardo de Clara val.
En busca de una vida más recluida y estricta, los cistercienses fundaron su propia orden. La orden cisterciense se propagó por Europa en el siglo XIII, y su expansión también fue espectacular.











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